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MORANTE DE LA PUEBLA TRIUNFA EN CAMPO PEQUENO

Puerta Grande tras dos vueltas al ruedo.

Crónica de Mundotoro Morante de la Puebla fascinó a Lisboa. Campo Pequeno había esperado al torero sevillano como a la promesa de gran toreo y el de La Puebla no defraudó a la afición: tarde de momentos bellos, encerrona de torería y naturalidad, Morante de la Puebla desplegó un toreo de capote lentísimo y excelso pero, además, frente al cuarto, su mejor tauromaquia para el último tercio. En el festejo goyesco, que contó con la voz del genial El Cigala y que empezó con algo de retraso por la clasificación de Portugal para las semifinales de la Eurocopa 2016, hubo momentos de pura conexión y magia.El cuarto se llamaba &lsquo,Tirano&rsquo, y propició una gran despedida para la noche en solitario de Morante. Se quedó fijo en el capote del diestro, que lo meció con temple soberbio en varias verónicas y dos medias en los medios que hicieron el clamor en la plaza.Pero la cosa no acabó ahí. Morante comenzó su faena de muleta con mano baja y el toro respondió entregándose. Muletazos por abajo, series de mando y torería, un toreo profundo y personal y natural que se desplegó mientras El Cigala para terminar de conquistar la plaza de Campo Pequeno. Morante, acompañado de su cuadrilla, dio una vuelta al ruedo en hombros.Morante de la Puebla volvió a encandilar al público lisboeta con su toreo de capa al tercero de la tarde. Era un sobrero de Zalduendo con el que Morante crujió Campo Pequeno a la verónica, toreo lento y rotundo. Tras un segundo tercio en el que hubo salto con la garrocha, el toro se acabó pronto. El torero sevillano tuvo tiempo, aún así, de robarle dos tandas sobre cada mano en las que hubo torería, gusto y naturalidad.El segundo fue devuelto por un defecto en la vista y Morante corrió turno. Salió, pues, el que estaba reseñado como tercero. Un toro bien presentado y con remate, con el que brilló Carretero. Sin embargo, llegó a la muleta manseando y sin transmitir, lo que no le dio opción al torero.Hubo perfume y duende en los lances de recibo de Morante al primero de la noche: verómicas adormecidas e impactantes, seguido por un ceñido y torero quite por chicuelinas. Ya con la muleta, mientras El Cigala cantaba, el torero deLa Puebla bajó cada vez más la mano en tandas sobre la mano derecha y dio una vuelta al ruedo tras simular la suerte suprema. Fotos Joao Silva y Campo Pequeno

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