Crónica de Álvaro Acevedo para Cuadernos de TauromaquiaFue entonces cuando salió el cuarto de la tarde, corto de cuello, basto y bien comido. Entonces Morante citó al castaño, que se vino fuerte, y sin más historias le marcó el camino en una serie en redondo muy en línea recta, con el cuerpo volcado hacia adelante, llevándolo mucho, limpio y por abajo. La gente se quedó pendiente, y tres naturales florecieron como un milagro en esta feria del trapazo y la reolina. Tres naturales con un ajuste, con una pureza, con una suavidad y con una templanza que compendiaban toda la hermosura de este arte tantas veces castigado: el arte de torear.Luego hubo redondos ya más flamencos, de mucho acompañar con la cintura, uno de pecho lento, un molinete, el kikirikí con ángel, el cambio de mano, otros dos naturales de ensueño y un cambio de mano por arriba, muy a la antigua, que preparó al bruto para la muerte. Casi en los medios pinchó el maestro, y este periodista se sumó a la ovación después de tantos días esperando un rayo de luz.Foto Portada Mauricio Berho
PERERA A HOMBROS EN SU 20 ANIVERSARIO
Roca Rey cortó una oreja en el tercero. Juan Ortega